Tüfachi pun rupalu kiñe pewma. Poema de Carmen Chávez
A veces abro una ventana en mi corazón
y la lluvia moja el suelo sucio de mi pecho,
mis lágrimas brotan como un vertiente,
todo es un ciclo eterno,
el agua de mis ríos llegará finalmente al mar
y el brillo de las olas alumbrará otra vez mi cien.
La lluvia fortalece mi cuerpo
entre las calles de esta ciudad,
me tambaleo y veo frente a mí,
miles de ojos extraños.
Por ahí en alguna cama,
un gato se recostó sobre mi pecho
y supe entonces, que tengo roto el corazón;
sin ti ya no soy caos,
pero no encuentro la calma
en el centro de mi vientre maltratado.
Me levanto y miro por la ventana,
el rosal ya se secó y el frío congeló un poco mi piel,
en otros labios nunca te encontraré,
agradezco al cielo por eso
y le pido a la luna que sostenga esta pena
que pesa sobre mis hombros
y que me ha curvado la espina,
toma tu puñal, ya no puede hacerme más daño,
lo revolviste en mi carne y la sangre ya se ha secado,
mi corazón nació y murió junto a ti,
pero renacerá muchas veces
mientras mis ojos brillen y mi frente se queme con el sol,
me lo cargo todo a cuestas,
pero quédate lejos, no me mires más.
Cuando cae la noche,
te apareces en mis sueños,
interrumpes mis siestas de la tarde,
me despierto sobresaltada,
ya no estás aquí
aunque escuche el eco de tu voz, en otro ritmo,
que a destiempo con mi palpitar,
he dejado partir.
Poema de Carmen Chávez
Ciudad: Concepción