Elecciones municipales 2024. Por: Pablo Hübner, director The Puerto Varas
Los resultados no mienten y dan cuenta de los impactos que tienen las decisiones que se adoptaron antes de la elección. Se cosecha lo que se siembra. La derecha pierde la alcaldía en una comuna donde el voto del sector es tendencia, tal como lo evidencian los resultados de los dos procesos constituyentes, así como también, la última elección presidencial. ¿Por qué no ganó la derecha?
La derecha ya no es la derecha. Ahora se trata de las derechas. Esta tensión es fruto de un problema político. ¿No son capaces de ponerse de acuerdo? ¿No quieren ponerse de acuerdo? ¿Es una nueva forma de perder para ganar?
La manera en que se tomó la decisión del candidato de Chile Vamos fue un error. La encuesta telefónica no cumplió con los plazos que se había propuesto. El triunfador, depuso su candidatura una vez que ganó, sin ofrecer una explicación suficiente. Además, no dejaba de ser extremadamente curioso que dos de los candidatos que participaron hayan demandado por notable abandono de deberes al otro candidato integrante del proceso, a quien estarían dispuestos a dar su apoyo en caso de ganar. La calculadora electoral confunde la división con la multiplicación, sin reparar en el contraste que ofrecía el pasado reciente.
La candidatura del bloque Chile Vamos fue reactiva al resultado de esa encuesta. Una decisión para Puerto Varas que se adopta mirando las 30 comunas de la región, desde Santiago. Se le concede a Evópoli, un conglomerado político débil a nivel local, una responsabilidad enorme, a propósito de una encuesta que no cumple con su cometido. Intentar unir voluntades paradójicamente más las separó.
Así, se decide, de manera improvisada y tardía, por un candidato técnico, sin vínculo político comunal previo. Ni el problema del tráfico, ni la ambición de una marina, ni la crítica a la planificación urbana, pasaron a ser más importantes que la idea del domicilio: ¿Quién era la verdadera derecha? ¿Quién era la verdadera izquierda?
Los liderazgos de Chile Vamos se deberían haber construido a lo largo de los años, no de las semanas previas a la elección. Tanto es así que dos potenciales candidatos al cargo de alcalde ni siquiera consiguen la plaza para ser concejal, fortaleciendo el naufragio de sus aspiraciones previas al proceso de elecciones municipales. Incluso, ni sumando los votos de los dos candidatos de la derecha para alcalde, superaban la votación del alcalde electo. La ausencia de una oposición fuerte se hizo aún más débil entre sus diferencias, carentes de novedad y sobrecargadas de críticas hacia su contendor. Crecer en base a hundir al otro es una pretensión precaria y que no suma más de lo que resta. Se prometió un cambio sin ofrecer un cambio. Las buenas y nuevas ideas, conjunto a la idea de recuperar Puerto Varas, no lograron, para el caso del cargo de alcalde, conquistar la adhesión que buscaban. Como suele ser, las caricaturas sobrepasan la realidad para ejercer su condición. La renuncia a la moderación, la ausencia de equilibrio, la proliferación de la crítica por sobre la propuesta, puso en jaque a la mismísima identidad local que prometían representar. La compra por parte de los políticos de las radios locales subrayó la vulgarización de estos esfuerzos, sin mesura alguna.
Para el caso del ganador, a diferencia de la elección anterior, el triunfo se argumenta con más que promesas, atendiendo un relato moderado hacia el centro, apoyando a candidatos que hasta hace poco sólo representaban la vieja forma de hacer política, capitalizando la omisión de los partidos del sector de centro izquierda en esta elección municipal.
La idea de “el que tiene mantiene” defiende su lógica en los resultados. Para el caso de las derechas que apostaban por el cambio, queda en evidencia la carencia fundamental de un trabajo sostenido en el tiempo, coordinado, unificador en lo local, sin caer en apuestas repentinas forjadas de manera tardía y reactiva a las deficiencias de sus procesos internos. Por cierto, la comunicación política publicitaria, con toda su rimbombancia, no resuelve ni reemplaza las necesidades que tiene la política, más allá de la comunicación. Miles de volantes con atractivos colores no son suficientes para despegar. La inteligencia artificial aplicada a las redes sociales no es tan astuta como el sentido común de quienes deciden.
El caso de los concejales electos es diferente, fortaleciendo una oposición que tiene coherencia con lo que podría haber sido el resultado del cargo de alcalde, si la coordinación hubiera sido apenas suficiente. Lo concreto es que las derechas pierden Puerto Varas en su cargo más importante. Méritos, responsabilidades, culpas, explican el resultado. El futuro prometido por las derechas observa sin entender por qué no se ponen de acuerdo.