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Entrevista al fotógrafo Arturo Fahrenkrog. La Patagonia como testimonio: una mirada desde la fotografía

Por Cristóbal Arriagada Ahumada 

El ingeniero y amante de la naturaleza Arturo Fahrenkrog inaugura este sábado 2 de agosto su exposición «Patagonia Natural: Conservación de la Biodiversidad» en el Centro Cultural Bosque Nativo. La muestra —que permanecerá abierta durante todo el mes en Casa Raddatz, ubicada en Vicente Pérez Rosales 1305— reúne imágenes captadas en el Valle Exploradores, una de las pocas zonas prístinas que aún sobreviven en la Patagonia chilena.

Con un lenguaje visual honesto y alejado del artificio técnico, Fahrenkrog ha transformado un proceso personal —nacido de viajes familiares, experiencias de pesca y vínculos emocionales con la naturaleza— en una propuesta artística que invita a la reflexión: ¿qué queda por proteger en un país donde la intervención del paisaje es cada vez más profunda? ¿Qué puede hacer el arte para involucrarnos en esa tarea?

Tras presentar su obra en dos galerías de Miami —The Wirtz Gallery y la Westchester Regional Library—, el autor regresa al país. En esta entrevista, conversamos con él sobre el origen de su vínculo con la Patagonia, el sentido de su trabajo fotográfico y el mensaje que espera dejar en quienes visiten la exposición, como él mismo define: “Somos biodiversidad y somos futuro”.

¿Cómo nace tu vínculo con la fotografía y, especialmente, con la Patagonia?

El propósito principal nace a partir de una presencia prolongada en la región de Aysén, donde llevamos tres años desarrollando un proyecto de conservación y cuidado del Valle Exploradores. La exposición nace a partir de una gran acumulación de fotografías tomadas de manera amateur, que fueron derivando en imágenes que muestran zonas totalmente prístinas e inalteradas por el ser humano: bosques, ríos, lugares donde muy poca gente ha estado. Me pareció una bonita oportunidad de poder mostrarlo.

¿Y cómo se ejecuta finalmente esta exposición?

Fue algo espontáneo. En una ocasión, en Estados Unidos, mostré algunas de estas imágenes y un grupo de personas interesadas en este tipo de muestras me invitó a presentarlas físicamente. Ahí seleccionamos las fotos e hicimos el trabajo de impresión con una empresa especializada en imagen e imprenta. Así se desarrolló la primera exposición allá.

No era algo que estabas buscando.

Correcto, fue algo que se dio. Yo creo que también fue producto de una etapa de vida: mi familia, mis hijos son muy amantes de la zona, mi señora también. Eso permitió generar este proyecto que originalmente era solo algo fotográfico familiar, pero que derivó en algo más.

Mirando hacia atrás, ¿qué sensación tuviste en ese primer viaje al Valle Exploradores que marcó el inicio de esta serie fotográfica?

Esa zona, en específico, me conectó con mi infancia. ¿Por qué lo relaciono con la fotografía? Porque conozco el sur de Chile desde muy pequeño, tengo recuerdos desde muy temprana edad, y encontré en esa zona algo que me recordó al sur original que yo conocía: La Araucanía, Puerto Varas… lugares con muy poca intervención humana.

Sentí que eso me llevó a potenciar la idea de que aún existen lugares que debemos proteger: su biodiversidad, su cultura, sus comunidades. Eso es lo que estas imágenes buscan transmitir.

No vienes del mundo profesional de la fotografía. ¿Cómo viviste ese tránsito entre lo personal, lo artístico y la necesidad de compartir estos paisajes?

Fue algo natural. Nuestra presencia como familia en la zona de Aysén hizo que uno fuera afinando el ojo, apreciando los colores, la luz. El 90% de las fotos están tomadas con mi iPhone. No usé grandes cámaras. Algunas fotos fueron con dron, pero sigue siendo un tipo de cámara accesible.

Eso me parece interesante. No siendo un fotógrafo profesional, estas tecnologías poco invasivas permiten lograr un trabajo visual que, con una buena impresión y edición gráfica profesional, puede tener impacto. Para algunos fotógrafos eso puede parecer poco serio, pero creo que demuestra que hoy, con un teléfono y sensibilidad, se puede hacer algo valioso. Más aún si se presenta a comunidades y colegios, como ocurrirá en Puerto Varas durante agosto. Eso me entusiasma mucho.

Defines que la Patagonia no es solo un paisaje. ¿Qué te transmite y qué crees que puede transmitirle a quienes vean la exposición?

Me transmite una profunda reflexión sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza. Muestra cuán alta es nuestra capacidad para intervenir un entorno como Aysén, ya sea positiva o negativamente.

Chile no es un país donde uno camina y ve fauna a cada paso. Hay que buscarla. Y eso también habla de la responsabilidad humana para conservar. Lo que quiero fomentar es justamente el cuidado, el respeto por lo natural, el no modificar lo que vemos.

Si alguien hace pesca deportiva o trekking, que lo haga sin dejar huella. Que podamos disfrutar sin intervenir.

¿Qué papel crees que tiene el arte, en particular la fotografía, en la conservación del medio ambiente?

Creo que permite demostrar que aún existen lugares que no han sido intervenidos por el ser humano. Y ese mensaje es fundamental. Recuerdo cuando era niño, veía programas como Al sur del mundo o La tierra que vivimos, donde mostraban paisajes así. Eso me marcó. Y hoy, esas imágenes pueden cumplir el mismo rol: inspirar a cuidar y valorar lo que aún tenemos.

¿Qué emociones esperas despertar en quienes visiten la exposición? En especial, a los jóvenes.

Primero, motivarlos a conocer su país, a descubrir lo que hay más allá de lo cotidiano. Segundo, invitar a una reflexión sobre cómo lo natural convive con nosotros y cómo debemos protegerlo.

También quiero despertar conciencia sobre nuestra biodiversidad única. Por ejemplo, los glaciares: son reservas fundamentales de agua dulce. Los coigües y otros árboles del sur son enormes captadores de CO₂, incluso más que el Amazonas. Las aguas que vemos en estas fotos son naturales, no intervenidas. Quiero destacar eso.

¿Hay alguna imagen en particular que sintetice ese mensaje?

Sí. Hay una foto de la Ruta Exploradores, donde se ve un camino y un ventisquero colgante. Todo lo que hoy es verde, hace muy pocos años estaba cubierto de hielo. Ese proceso de evolución es reciente, en términos de la historia del planeta, y muestra cómo cambia el paisaje y cómo debemos cuidarlo.

¿Qué significa para ti traer esta exposición a Puerto Varas?

Mucha gratitud. Esta exposición se presentó dos veces en Estados Unidos, con muy buena recepción. Pero tenerla en Puerto Varas es algo especial. Es un lugar estratégico, con una comunidad comprometida con la sustentabilidad y el medio ambiente. Exponer con el equipo del Centro Cultural Bosque Nativo es una gran oportunidad para resaltar el patrimonio natural único que tenemos en Chile.

Si tuvieras que definir en una frase lo que esta exposición busca transmitir, ¿cuál sería?

Somos biodiversidad y somos futuro. Eso es lo que busca representar esta exposición.