Reflejo impuesto. Poema de Valentina Meza
¿Somos iguales?
Tus huellas son tuyas,
las mías, ajenas.
Sigo pasos trazados,
por eso siento que no vivo.
Revivo lo que pasó,
lo que sepultó tu ensoñación.
Te siento en cada error,
sobre todo en cada anhelo.
Cuando tengo el recuerdo
de que me asemejo más de lo que quiero,
mi sangre retrocede
cuando mi voz suena como tu eco.
Te siento en mi memoria porque sé que no tengo,
que no recuerdo cuando no me quieren ahí.
Vivo con intenciones caóticas,
con ganas de salir
y devastar esa casa que atestiguó y enmudeció.
Quise escapar,
correr donde el pasado foráneo no me alcanza.
Llegué a mi cuarto creciente,
resplandeciente pero con dolores a montones,
dagas podridas en los talones
que detuvieron a visitantes anteriores.
Y ahí estabas tú, en mi luna llena,
con una herida abierta,
brillando como vela por tu pena eterna.
Gritas y me entero
de que siempre estuviste ahí.
Nunca fue un camino entero,
entero mío…
No: fue entero nuestro.
No quieres que sea igual,
que asemeje tu historia.
Pero no haces nada.
Nada.
Y nada de eso ahora importa.
Sigo pisando donde otros han pasado.
Me recomiendas alejarme.
¿Cómo puedes ser tan cobarde?
Me recomiendas sacar las raíces,
las que perduran más que los lamentos.
Con los años se hacen duras,
y pesan.
Me pesa estar donde estuviste
y no donde quisiste estar.
La irritación viene en mi prosapia.
Me creo la más alta planta que crece sin base,
más ingeniosa que la generación pasada.
Al intentar volar más alto,
corro la mala suerte de caerme
y sentir el encontronazo.
No me doy cuenta
de que me estoy gangrenando.
Nado en lo abismal,
creyendo siempre estar en la brisa.
Nací cansada,
no sé despertar.
Quiero emerger de la tierra,
sentirme volátil,
sin un peso en mi andar.
Me escabullo de la oscuridad,
en un hueco de cristal
que no refleja más que un humedal.
Me agarra por los pies y dice:
—No saldrás de acá.
Poema de Valentina Meza
Ciudad: Puerto Montt, Chile