Maravilla tú, la luna y tus ojos, hombre exquisito.
Dueño de mis sonrisas y mis enojos,
dueño de cada rincón mío, dueño de cada partícula que me conforma.
Haces que cada día amargo sea como el resplandor del amanecer,
o como el libre viento que recorre las frías montañas.
Tú, tú eres mi viento, tú recorres mi montaña y la excluyes de la soledad.
Mi compañero, mi viento.
Poema de Maribel Robles
Ciudad: Loja, Ecuador