Comerme el tiempo y que no exista nada.
Terminar de morirse, al fin.
Resistir la seducción de un destino posible
y regalarme la certeza del vacío.
Oprimir la tensión del corazón latiendo,
destilar la ilusión de saberse querido.
Cruzarse con uno mismo en el desgarro,
ser el que muere y el que vive del intento.
Poema de María José Bertrán
Ciudad: San Luis, Argentina